El Grupo Temático de Formación Ciudadana de RAGA Internacional cerró su agenda 2025 con el conversatorio “Jóvenes y crisis de la democracia: desafíos y oportunidades en tiempos de transformación”, un espacio virtual de reflexión que abordó las nuevas formas de participación política de los jóvenes en un contexto marcado por la pérdida de legitimidad de las instituciones tradicionales y el desplazamiento del debate público hacia entornos digitales desiguales.

El encuentro, realizado a través de la plataforma Zoom, reunió a especialistas de distintos campos para analizar problemáticas clave como la crisis de confianza en las autoridades, la desinformación, la escasez de espacios de formación cívica y la emergencia de modalidades alternativas de participación democrática. Entre los expositores se destacó el secretario de Participación Ciudadana, José Farhat, quien ofreció una mirada crítica sobre lo que definió como la “arquitectura oculta” del nuevo espacio público digital.

Farhat partió de una premisa central: la política ya no se desarrolla exclusivamente en partidos, parlamentos o plazas, sino también —y cada vez con mayor intensidad— en plataformas digitales que no son neutrales. En ese nuevo ecosistema, explicó, los algoritmos no solo ordenan la información disponible, sino que también modelan conductas, priorizan emociones y refuerzan dinámicas de polarización.

“El smartphone no es solo un medio, es un entorno socio-técnico que organiza la atención, el tiempo y el reconocimiento”, afirmó el funcionario, retomando conceptos del sociólogo Bruno Latour para describir cómo los dispositivos digitales se convierten en parte de la logística cotidiana de la ciudadanía. En este escenario, las denominadas burbujas de filtro y cámaras de eco reducen la exposición a perspectivas diversas, lo que impacta de manera directa en la deliberación democrática y favorece discursos extremos o simplificados.

Uno de los ejes centrales de su intervención estuvo vinculado a la situación de los jóvenes, a quienes describió como hiperexpuestos a contenidos políticos pero sub-equipados para analizarlos críticamente. Farhat señaló que la abundancia de información convive con una débil formación en pensamiento crítico, producto de “una fragmentación persistente entre escuela, universidad, Estado y comunidad”.

Lejos de una postura tecnofóbica, el secretario de Participación Ciudadana propuso reconocer también las potencialidades del entorno digital: un mayor acceso a la información, formas de participación más horizontales, visibilidad para causas y comunidades históricamente marginadas y nuevas herramientas para exigir rendición de cuentas a quienes ejercen el poder.

“La clave no es ‘menos digital’, sino mejor ciudadanía digital”, sostuvo, al remarcar la necesidad de políticas públicas orientadas a la formación crítica y al desarrollo de capacidades democráticas acordes a los nuevos escenarios tecnológicos.

El conversatorio organizado por RAGA Internacional dejó así una conclusión compartida entre los participantes: la crisis de la democracia no es únicamente institucional, sino también cultural, tecnológica y formativa. En ese cruce de dimensiones, la participación juvenil aparece no solo como un problema a diagnosticar, sino también como una oportunidad para reconstruir el sentido democrático desde nuevas bases.